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“No soy la mujer perfecta… pero fui llamada por Dios”

  • Foto del escritor: Por valentina Blanco
    Por valentina Blanco
  • 13 nov
  • 2 Min. de lectura
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Aquella mañana me miré al espejo con el alma más cansada que el rostro. Había orado, trabajado, ayudado, escuchado, y aun así, me sentía insuficiente.

No había gritado, pero tampoco había sonreído.

No había fallado del todo, pero tampoco acertado en todo.

Y mientras me cepillaba el cabello, una frase cruzó mi mente como un suspiro:

“No soy la mujer perfecta…”


Pero justo en ese pensamiento, el Espíritu me recordó algo que cambió el rumbo del día:

“…pero fui llamada por Dios.”



La mentira deldebería ser


Vivimos en una cultura que mide nuestro valor por lo que logramos. Y sin darnos cuenta, empezamos a vivir bajo el peso del “debería ser”:

“Debería ser más paciente.”

“Debería ser más organizada.”

“Debería ser una mejor esposa, hermana o hija.”


El problema es que esa lista nunca termina. Cada “debería” nos acerca más al agotamiento y nos aleja del descanso del evangelio.


Pero Dios no te llamó porque fueras perfecta.

Te llamó porque Él es perfecto.

Y su llamado no se apoya en tu fuerza, sino en su gracia.



La mujer imperfecta que Dios usa


Cuando leemos la Biblia, no encontramos heroínas inmaculadas, sino mujeres reales:

Sara, que se rió de la promesa.

Ana, que lloró de amargura.

Marta, que se distrajo sirviendo.

Y María, que tembló al recibir la noticia de su maternidad.


Todas distintas, todas imperfectas… pero todas llamadas.

El punto no era su habilidad, sino la fidelidad del Dios que las eligió.



Llamadas a reflejar, no a impresionar


En un mundo que idolatra la imagen, Dios no busca mujeres impecables, sino mujeres disponibles.

No te pide que impresiones, sino que reflejes.

No te exige una versión pulida de ti, sino un corazón rendido a Él.


Efesios 2:10 lo dice con ternura y poder:

“Porque somos hechura suya, creadas en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”

Esa palabra hechura (poiēma, en griego) significa obra de arte.

No un borrador. No un accidente. Una creación intencional, moldeada por gracia.



Cuando la gracia sustituye la culpa


Tal vez sientes que has fallado más veces de las que puedes contar.

Pero la gracia no te dice “inténtalo de nuevo para ver si lo logras”,

te dice: “descansa, porque Cristo ya lo logró.”


La perfección no es tu meta; Cristo lo es.

Y cuando eso se entiende, el alma respira.


No, no soy la mujer perfecta.

Cometo errores, me canso, me contradigo, me rompo.

Pero cuando levanto la mirada, recuerdo que Dios me llamó sabiendo exactamente a quién llamaba.

Y eso basta.


Porque la mujer perfecta no existe… pero la mujer redimida sí.

Y esa, por pura gracia, soy yo.

 
 
 

4 comentarios

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Invitado
15 nov
Obtuvo 5 de 5 estrellas.

Hermoso y verdadera Reflexión

Palabra de nuestro Señor Jesucristo 🙏🏼🙇🏻‍♀️❤️‍🔥💎👑

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Erika
13 nov
Obtuvo 5 de 5 estrellas.

Siempre te leo y me ve dices con tus publicaciones. Gracias querida hermana.

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Paola cespedes
13 nov
Obtuvo 5 de 5 estrellas.

Gracias por pensar en nosotras. Saludes desde el Puebla.

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Regina
13 nov
Obtuvo 5 de 5 estrellas.

Gracias necesitaba leerlo. Dios te bendiga hermana vale

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